lunes, 6 de junio de 2011

El poder de las agencias de rating.

No son pocas las veces que leemos, vemos o escuchamos noticias en las que aparecen las ya famosas agencias de rating, que han pasado de ser conocidas de forma exclusiva por las personas relacionadas con la economía y las finanzas a obtener más resultados en google que la mayoria de los futbolistas famosos.

Ya que están tan de moda es bueno hacer una reflexión sobre la concepción que se tiene de estas organizaciones y lo que realmente son. A priori la idea que se le viene a uno a la cabeza, formada por lo que sabemos de ellas a través de las noticias, es que son empresas con un gran poder influenciador sobre los inversores puesto que determinan la calidad de las acciones, bonos y deuda emitidos tanto por empresas como por los propios gobiernos. Tomando como cierta esta primera idea, hay una segunda que inmediatamente aparece en forma de cuestión: ¿quién controla estas organizaciones?, porque que duda cabe que ese poder puede ser utilizado emitiendo información de forma arbitraria.

Pues bien, resulta ser que las tres principales agencias de rating son estadounidenses: Standard and Poor´s, Moody´s y Fitch. Las tres surgieron a principios del s.XX para evaluar las emisiones de obligaciones de compañías de ferrocarriles en Estados Unidos. A partir de ahí, y gracias a la reputación ganada por la independencia de sus opiniones, desplazaron a los bancos en la labor de evaluar las empresas. Hoy en día, estas agencias se dedican a dar información al inversor para orientarle a comprar productos financieros.

Hasta aquí todo parece correcto: una empresa independiente presta un servicio de información a los inversores. El problema llega cuando la información que dan es erronea como en el caso de Lehman Brothers:


Esta empresa tenía máxima calificación en el momento de su quiebra y sin embargo dejó a miles de inversores sin sus ahorros. Ahora la pregunta es ¿tienen alguna responsabilidad las agencias de rating ante estos inversores?. Pues aunque jurídicamente no, es decir, no van a tener que indemnizar a nadie, que duda cabe de que moralmente si que deberían sentirse culpables por estos afectados ya que muchos de ellos seguro que invirtieron en Lehman por el respaldo que tenía de estas agencias.

Podríamos pensar que este error, que se repitió con otras empresas o incluso con deuda emitida por países (ya en mi anterior entrada en este blog hablo del caso de Islandia...) puede ser fruto de un mal trabajo por no preveer los efectos de la profunda crisis que en estos últimos años está afectando a la economía mundial. Sin embargo, son cada vez más las voces (algunas más autorizadas que otras) que denuncian la excesiva dureza con que tratan las agencias a algunas naciones y sus empresas y, por el contrario, el buen trato que recibe el mundo económico anglosajón. Esto denotaría una tendencia de las agencias a estar al servicio de británicos y americanos para proteger sus economías por lo que, la principal característica que dió reputación a estas organizaciones quede muy en entredicho.

Por todo esto mi conclusión es que quizá no debiéramos hacer ``a pies juntillas´´ lo que Moody´s o Standard dictan, y empezar a tener en cuanta otras organizaciones similares que están surgiendo en los últimos tiempos, muy críticas por cierto con la labor de las americanas, si bien es verdad que a pesar de la desacreditación sufrida siguen teniendo mucho poder por lo que tenemos que estar atentos a las informaciones que emiten.

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